Por MANUEL EDUARDO SOTO—El Nuevo Herald—
La historia de Rafael Rodríguez Hernández es digna de una novela, la que quizás escriba algún día el joven dominicano avecindado en Miami que el fin de semana lanzó su primera obra literaria inspirado por las historias que le
contaba su abuela en La Vega, al norte de Santo Domingo, y aplicó las enseñanzas que extrajo de su lectura al vapor de laureados escritores latinoamericanos de las últimas décadas.
El encargado de hacer la presentación de "La cruz de nadie" fue el periodista colombiano Enrique Córdoba, columnista habitual de El Nuevo Herald y presentador de programas radiales en la cadena Caracol, quien dijo en la ceremonia realizada la noche del sábado en los salones del hotel Regency, que él no acostumbra a hacer este tipo de actividades, pero la novela lo dejó tan impresionado que aceptó gustoso la invitación que le hizo el presidente de la editorial Isla Books, el dominicano José Carvajal.
La novela, cuenta sólo con 104 páginas, pero son suficientes para concordar 100 por ciento con Córdoba de que el novelista en ciernes tiene la madera para entregar más adelante trabajos de mayor extensión.
"La cruz de nadie" es la historia de un capricho de un muchacho de 11 años de La Vega de instalar una cruz de madera en un camino de su pueblo, la que luego va despertando la curiosidad de sus habitantes y supuestamente realiza milagros, lo que lleva a las autoridades eclesiásticas de la localidad a llamar al autor de la idea y a sus padres para conocer los motivos por los que la instaló.
Carvajal contó en la ceremonia que había conocido a Rodríguez Hernández en un viaje que hizo a Rhode Island, donde estaba radicado el joven inmigrante caribeño, y que le llamó la atención los deseos inmensos que tenía su compatriota de ser escritor.
''A través de mi vida, he encontrado muchísima gente que se me ha acercado con este motivo'', recordó Carvajal. ``Pero en Rafael vi que sus deseos eran genuinos y me decidí a ayudarlo''. La ayuda, sin embargo, no fue a la distancia, como se podría suponer porque Carvajal tiene su base en Miami y el novel escritor en Rhode Island, en el frío noreste de Estados Unidos. Al poco tiempo, Rodríguez Hernández se mudó a Miami con sus pocas pertenencias.
''Le fui recomendando diversos libros para que supiera cómo escribían otras personas'', agregó Carvajal. ``Se los devoró en menos de ocho meses, leyendo especialmente obras de escritores ganadores del Premio Nobel para saber por qué los habían premiado''.
Rodríguez Hernández contó por su parte que su inspiración había sido su abuela, la que desde pequeño le contaba historias que se difundían de boca en boca en los campos de su pueblo natal.
Una vez establecido en Miami, muy cerca de la casa de Carvajal, Rafael pasó a ser asistente del editor en Isla Books, empresa dedicada a publicar libros de autores hispanos residentes en Estados Unidos, en cuyo catálogo figuran la obra del periodista Ricardo Brown titulada "Escrito en Shenandoah" y "Cuentos fantásticos de Juan Bosch", del ex presidente dominicano.
Aunque el libro recién está saliendo al mercado, uno de los pocos críticos que tuvieron oportunidad de leer la novela, Seymour Menton, dijo sobre La cruz de nadie que su autor tiene una ''buena prosa con buena selección de vocablos'' y que ``obviamente (el autor) tiene talento''.
Esa ''buena selección de vocablos'' de la que habla Menton no es algo fortuito ni al azar, según dijo Rodríguez Hernández en la presentación de su primera novela.
''Yo siempre tengo uno o más diccionarios a mano cuando escribo'', señaló. ``Me gusta usar la palabra correcta".